Historia del BDSM español

Muchos la entienden como el desarrollo de un Ars Erótica, como un conjunto de formas de enlazar la sexualidad y la pasión con la vida diaria, transmitidas desde remotos tiempos, mucho antes de que se popularizase el acrónimo BDSM, que parte de las iniciales de bondage y disciplina, dominación y sumisión, junto con sadismo y masoquismo( sadomasoquismo).
Sin embargo, es en abril de 1991, en torno al foro de noticias por Internet denominado alt.sex, cuando se puede verificar que aparecen estas siglas por primera vez.

Dado que BDSM es una palabra que engloba términos muy dispares, no es fácil dotarla de una historia más allá del comienzo de su uso como acrónimo. Su misma definición, hace problemático enlazarla con un periodo histórico concreto, al margen del que corresponda a cada uno de sus componentes. En ese sentido, todas las partes involucradas en el BDSM tiene su propia y divergente historia. Para analizarlas , habría que remontarse a fechas tan dispares como el siglo VII a.C. en la Grecia clásica, el concepto filosófico de Eros y Phatos, o el de Eros y Thanatos, el final del periodo de la dinastía Edo en Japón, los amores cortesanos de la alta edad media o los inicios de las formas actuales de la llamada disciplina inglesa, en las escuelas victorianas.

Contexto histórico:
Como elemento globalizador, el BDSM tiene escasas décadas de vida y comienza (antes incluso de la aparición del acrónimo) en el momento en que diversas asociaciones de activistas homosexuales S/M de EE.UU. e Inglaterra tratan de crear un mismo espacio subcultural para actividades hasta ese momento bien distintas, como la Dominación, el Bondage, el Fetichismo o el Sadomasoquismo, al mismo tiempo que pretenden dotarse de un lenguaje comprensible para el resto de la sociedad. Es la época de la Old Guard, mediados de los 70, y su libro de cabecera es Leatherman's Handbook.

Vieja Guardia: los pioneros
Durante este periodo inicial, el movimiento pro-BDSM conserva su vinculación estricta con el mundo homosexual masculino, sin abrirse a los espacios hetero o de homosexualidad femenina -que existían al margen de ese movimiento- y rechazando frontalmente la idea de admitir a activistas switch (es decir, quienes se confesaban cómodos en ambos roles) entre sus filas. Tampoco admitían a los que consideraban el BDSM meramente como una alternativa de juego sexual. A este periodo inicial se le conoce también en castellano como el del movimiento del cuero, además de por su traducción de Vieja Guardia.(Leatherman's Handbook , Larry Townsend, 1972) Para una mayor profundización sobre este ya mítico periodo, se pueden consultar los textos de activistas como Race Bannon, Guy Baldwin, Joseph Bean, Tony DeBlase, Peter Fisk, Dossie Easton, Pat Califia, Alan Selby, y Gayle Rubin, entre otros.

Situación de la mujer durante los inicios del BDSM
Para la mujer que deseaba participar de esa corriente, el tema era doblemente difícil: de una parte, el rechazo de los propios activistas, y de otra , la implicación fuertemente negativa de los movimientos feministas, coincidiendo con su auge en torno al Año Internacional de la Mujer(1972). Además, en 1977 se publica un estudio sociológico (el primero realizado usando las técnicas empíricas modernas) sobre el sadomasoquismo, en el que resalta la contradicción con loa definiciones sobre el sadomasoquismo hasta entonces vigentes en la psiquiatría, resultantes de las publicadas por Krafft-Ebing. Al contrario que aquél, en este estudio no se describía al sadomasoquista como un enfermo mental, sino como miembro de una minoría sexual con complejas formas de expresión, asociación y cultura. Pero también llegaba a la errónea conclusión de que no existía la mujer masoquista como tal, una teoría que permaneció vigente en la sociología y el psicoanálisis hasta el año 1985. (Manifest Sadomasochism of Males: Results of an Emperical Study, 1977 Andreas Spengler)

La Joven Guardia: el cambio
No es hasta principios de los 80 cuando el movimiento BDSM comienza a englobar también a la cultura heterosexual y lésbica, siendo promotores de ese sustancial cambio grupos como Samois (organización lésbica anericana) y otros. Es también la época de las duras controversias dentro del mismo movimiento feminista, que seguía considerando al BDSM como fuente de machismo impenitente. (Comming to Power, Samois collective 1981) A principios de los 90, comienza lo que hoy conocemos como el periodo de la New Guard (Guardia joven o nueva), que se caracteriza por la decidida apertura hacía el mundo heterosexual y de la homosexualidad femenina, la aceptación del fenómeno switch, la inclusión de elementos de sensibilidad interior (dominación psicológica, relaciones D/S sin inclusión de rasgos sadomasoquistas, etc. ), la aceptación de quienes practicaban el solo juego, y la participación activa de la mujer heterosexual en el asociacionismo BDSM. (LeatherFolk, Thompson 2001 )

El momento actual: la crisis del SCC
Otros análisis históricos Robert Bienvenu, reputado conocedor de la temática y catedrático de sociología en la universidad de Indiana, USA, expone una visión alternativa de la historia del BDSM, que él asienta sobre tres pilares: el fetichismo europeo de finales de los años 20, el americano (desde 1934), y el movimiento del cuero a partir de los años 50. (The Development of Sadomasochism as a Cultural Style in the Twentieth-Century United States, Robert Bienvenu 1994 )

Evolución histórica en España
En España, la evolución del BDSM como elemento globalizador sigue un camino paralelo al europeo, pero con notables diferencias en algunos aspectos. En la difusión de sus conceptos en España tuvieron especial importancia una serie de activistas vinculados a determinados foros de Internet, precursores de la extensión del BDSM en el país. Se puede citar entre ellos al grupo en torno al foro morbo (con importante participación de activistas hispanoamericanos) en su primera época, y al canal del irc-Hispano mazmorra en sus inicios, en ambos casos durante los años 90 al 95. Pronto se generarían polos diferenciados, uno basado en dos locales comerciales sitos en Barcelona, que fomentó lo que se podría llamar sensibilidad catalana respecto del BDSM, de clara orientación anglosajona e inmerso en un cierto formalismo, con tendencia a rebajar la importancia de la actividad sexual frente a la formal, y otro en Madrid , en torno a las fiestas y encuentros que organizaban una pareja de activistas (Antonio G. y Beatriz M.), de connotaciones más mediterráneas, tolerante por igual con las vanguardias y la periferia del movimiento, y con una marcada atención a lo sexual.
Los aspectos diferenciadores respecto a la evolución española del BDSM, podríamos enumerarlos en el siguiente orden:
1. En el ambiente hispano, no existían modelos de asociacionismo homo-S/M tan adelantados y militantes como sus homólogos europeos. Cuando la Old Guard europea creaba las bases teóricas de su visión del BDSM, los gays españoles (tanto si eran practicantes de S/M como si no) luchaban simplemente por sus derechos mínimos.

2. Como consecuencia de lo anterior, el impulso al concepto moderno del BDSM no nace en España en el seno de la cultura homosexual, sino que surge del movimiento heterosexual con prácticas no convencionales, es decir, de la cultura hetero del D/S, fetichismo, bondage, etc.

3. No se promueve un movimiento asociacionista en España similar al de otros países europeos. La causa, probablemente, es que los activistas del BDSM hispano no tenían el ejemplo de las asociaciones homo en su país, que sí compartían Inglaterra, Alemania, USA y Francia. En realidad, hoy en día sigue sin existir ninguna asociación nacional o regional de BDSM en España, siendo solo mencionable la existencia de dos pequeños grupos en la capital y en la ciudad condal, respectivamente, de ámbito exclusivamente local.

4. El movimiento BDSM se va constituyendo a través de los canales de chats en Internet, que van jalonando los hitos de su evolución intelectual, y en los que participan miles de personas de ambos sexos: bdsm, sumisión_tu_inicio, mazmorra, morbo, sumisas, etc.

5. La falta de asociaciones de carácter democrático que integrasen a los activistas más reconocidos de la escena nacional y proporcionasen informaciones solventes y medios de intercomunicación, promociona el crecimiento descontrolado y en ocasiones anómalo de alternativas sociales en forma de foros personales en Internet, a menudo carentes de un mínimo nivel formativo. Estos foros siguieron casi siempre una parecida dinámica: nacimiento-auge-personalismos-agostamiento-caída-desaparición

6. Esta virtualidad en el origen del movimiento español, hace que desde sus inicios los activistas sean generalmente conocidos por su pseudónimo o nick usado en Internet, sin que la escena española registre activistas con nombre y apellido, al uso de otros países. De este modo, la evolución intelectual del BDSM español no va ligada a nombres propios, sino a nicks como Pantaleón, Surfer, Daryus, SirGod, Stavira, Pandemonium, ussul, y muchos otros que comenzaron a finales de los 80 y principio de los 90 a participar activamente en la definición de lo que hoy llamamos el BDSM español.

7. La cultura española, como todas las de índole mediterráneo, era bastante más permisiva en lo sexual que la anglosajona. Las teorías de Krafft-Ebing sobre la supuesta patología de determinadas practicas sexuales, entre ellas las incluidas en el BDSM, no contaron en España con el seguimiento de otros países, ni siquiera en la medicina legal. Y a partir de 1985, con la publicación en EE.UU. de estudios científicos que valoraban las prácticas BDSM como alternativas sexuales no patológicas, la permisividad se transforma en un cierto reconocimiento social.
El desarrollo del BDSM español, diferenciado del resto del mundo occidental, hace que su vida virtual (entendida como ejercicio de actividades exclusivamente vía Internet) sea muy superior en grado y porcentaje a la de otros países occidentales, mientras que la repercusión de la comunidad sobre los medios de comunicación, sea muy inferior al resto; que no exista una rica y variada vida cultural e intelectual en el seno del BDSM español y, finalmente, que coexistan altos grados de actividad y conocimiento, con la difusión de nebulosas teorías, a menudo forjadas desde la incorrecta traducción de la terminología anglosajona.
No ha habido grandes debates intelectuales por posturas enfrentadas en el seno del BDSM hispano. Los enfrentamientos solían sucederse más bien, como en los dos casos anteriormente citados, entre grupos pequeños de nueva adscripción, por una parte, y los activistas ya conocidos, de otra. Fueron objeto de tales debates cuestiones como la edad mínima apta para la información sobre el BDSM (lo que se dió en llamar la guerra de menores ), la confluencia con el mundo vainilla, la disputa sobre si el BDSM solo era posible (en su sentido de políticamente correcto) considerándolo únicamente como juego, etc. Algunas de estas discrepancias, como esta última, siguen vigentes en partes marginales y periféricas de la escena española, aunque ya hace años desaparecieran de la europea.
La razón para la superpervivencia de estos debates habría que buscarla, quizás, en la falta de un movimiento asociacionista democrático y en la conseguiente proliferación, al faltar aquél, de entornos con baja preparación, escasas posibilidades de participación y estructuras totalitarias, poco tolerantes con sensibilidades distintas a las del propio grupo o de la persona que dirija dicho entorno.
Texto obtenido de http://es.wikipedia.org/wiki/Historia_del_BDSM